La política atlántica de Españ a y Portugal
El descubrimiento de América es el hecho más importante del reinado de los Reyes Católicos. Este acontecimiento no fue casual. Europa poseía los conocimientos técnicos necesarios para realizar la empresa. Portugal y Castilla,desde fines del siglo XIV, desarrollaban una gran actividad marítima en el Atlántico. El propósito de ambos estados era descubrir una ruta marítima gue condujera a las Indias, es decir, Extremo Oriente, para controlar el fabuloso comerico da las especias. Los marinos portugueses, apoyados por la Corona, exploraron las islas atlánticas (Madera, Azores) y la costa occidental de Africa. Esperaban alcanzar las Indias por el Este, después de rodear el continente africano.
Expediciones españolas a territorio mexicano
Primera expedición
Diego Velázquez, gobernador de Cuba, organizó las primeras expediciones a territorio mexicano, em 1517, Francisco Hernández de Córdoba recorrió las costas de la península de Yucatán y descubrió varias poblaciones; entabló batallas contra grupos indígenas organizados y fue derrotado.
En 1518, otra expedición, dirigida por Juan de Grijalva, exploró toda la costa del golfo de México, desde Yucatán hasta el norte de Veracruz. En la desembocadura del río que ahora lleva su nombre, Grijalva, se entrevistó con un representante de Moctezuma, quíen le habló de un lugar muy rico llamado Culhúa o México.
Confirmada la existencia de grandes riquezas en tierras mexicanas, Diego Velázquez ecargó a Hernán Cortés dirigir la tercera expedición, que salió de Cuba en febrero de 1519.
En tabasco, Cortés libró sus primeras batallas contra los indígenas. Éstos fueron derrotados; para evitar males mayores, regalaron a los españoles 20 mujeresm entre las cuales se encontraba Malintzin, bautizada Marina y conocida como la Malinche, quien llegó a ser interprete, informante y consejera de Hernán Cortés.
En Veracruz, Cortés fundo la Villa Rica de la Vera Cruz. El Ayuntamiento, integrado por sus propios hombres a los cuales nombro capitán general y justicia mayor, con lo que se independizó de Velázquez. Con la caída de México-Tenochtitlan, en agosto de 1521, culminó la conquista del centro de México. Dos años y medio y un ejercito de no más de mil cien hombres fue suficiente para que los españoles dominaran a los mexicas.
Segunda expedición
Al año siguiente el gobernador organizó una segunda expedición recuperando las naos del primer viaje, y añadió una carabela y un bergantín. Nuevamente fueron como pilotos Alaminos, Camacho y Álvarez, a los que se sumó Pedro Arnés de Sopuerta como cuarto navegante. Velázquez designó a su sobrino Juan de Grijalva como capitán general y como capitanes de los otros navíos a Francisco de Montejo, Pedro de Alvarado y Alonso de Ávila, quienes se responsabilizaron de suministrar pertrechos y bastimentos a las embarcaciones. En el viaje participó Juan Díaz, quien además de desempeñarse como capellán, escribió el Itinerario de la armada. El veedor fue Peñalosa y el alférez general Bernardino Vázquez de Tapia. Hacia finales de enero de 1518 las embarcaciones zarparon de Santiago, navegaron por la banda norte haciendo escala en Matanzas, en donde completaron sus abastecimientos. El 8 de abril dejaron este puerto y llegaron a la isla de Cozumel el 3 de mayo. Por la fecha, Grijalva bautizó el lugar como Santa Cruz de la Puerta Latina.
Cuando desembarcaron en la isla los nativos huyeron al interior de la misma, solamente contactaron a dos ancianos y a una mujer que resultó ser jamaiquina. La mujer había llegado dos años antes de forma accidental pues su canoa fue arrastrada por la corriente del canal de Yucatán y sus diez compañeros habían sido sacrificados a los dioses mayas. Esta mujer actuó como intérprete ya que algunos españoles conocían su idioma. En un pequeño templo, Vázquez de Tapia izó la bandera Tanto Monta y el notario Diego de Godoy de forma protocolaria leyó elrequerimiento. Al poco rato se acercaron los mayas e ignorando inicialmente la presencia de los españoles, el halach uinik realizó una ceremonia a sus dioses quemando copal. Acto seguido, Grijalva ordenó a Juan Díaz oficiar una misa. De esta forma se entabló una comunicación amistosa por ambas partes. Los españoles no pudieron rescatar oro, pero recibieron pavos, miel y maíz. Prolongaron su estancia en este lugar durante cuatro días.
Después de abandonar Cozumel navegaron brevemente hacia el sur, exploraron Zamá (Tulúm), y la Bahía de la Ascensión, la cual creyeron que era el límite de la «isla de Yucatán». Grijalva ordenó cambiar de rumbo hacia el norte para rodear la península y dirigirse a las cercanías de Chakán Putum. Tal como lo hiciera la primera expedición, se abastecieron de agua en el lugar. Aunque en esta ocasión pudieron obtener de los nativos un par de máscaras adornadas con oro, fueron nuevamente advertidos de abandonar el sitio. Haciendo caso omiso, pasaron la noche escuchando los tambores de guerra y al día siguiente se confrontó una fuerte batalla. Esta vez el resultado favoreció a los españoles, quienes infligieron severas bajas a los mayas que terminaron por retirarse. A pesar de que los expedicionarios tuvieron sesenta heridos —entre ellos el capitán Grijalva que recibió tres flechazos y perdió dos dientes— la acción fue considerada una victoria contundente. Durante la batalla sólo murieron siete españoles, incluyendo a Juan de Guetaria. Más tarde la cifra aumentó, pues durante el viaje murieron trece soldados a consecuencia de las heridas.
Las embarcaciones se dirigieron hacia el oeste, llegaron a la Isla del Carmen en la Laguna de Términos, punto al que bautizaron como Puerto Deseado El piloto Alaminos pensó que ahí era el otro límite de «la isla de Yucatán». Prosiguieron su viaje llegando a la región de Tabasco, en donde habitaban los mayas chontales. Se apoderaron de cuatro nativos, a uno de ellos lo llamaron Francisco, quien les sirvió como intérprete del idioma chontal. El 8 de junio descubrieron el afluente al que nombraron río Grijalva y desembarcaron en Potonchán, donde Juan de Grijalva se entrevistó con el cacique mayaTabscoob, quien le obsequia unas piezas de oro. Animados por ello, pasaron el río Tonalá y un poco más al oeste Pedro de Alvarado tomó la iniciativa de navegar el río Papaloapan. Este incidente molestó a Grijalva y a partir de entonces hubo un distanciamiento entre ellos.
A lo largo de la costa fueron encontrando diversos asentamientos humanos. Llegaron a mediados de junio a una isla donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente habían sido sacrificados al dios Tezcatlipoca, por lo que el lugar fue nombrado Isla de Sacrificios.Desembarcaron en Chalchicueyecan. Ahí Grijalva preguntó a por el motivo de aquellos sacrificios. El intérprete maya chontal Francisco respondió que habían sido ordenados por los colhuas, pero la respuesta fue malinterpretada y se creyó que el lugar se llamaba Ulúa. Por la fecha que era 24 de junio, el lugar fue bautizado como San Juan de Ulúa. En el lugar rescataron oro con los totonacas. Éste era uno de los pueblos sometidos por los mexicas.
tercera expedición
Sin haber recibido respuesta del nombramiento de adelantado, Velázquez organizó una tercera expedición. El gobernador consideró que su sobrino había fracasado en su misión y por tanto requería de un nuevo capitán. Después de ponderar sus opciones y a instancias de su secretario,Andrés de Duero, y el contador Amador Lares, optó por Hernán Cortés, quién entonces era alcalde de Santiago.
Ambos firmaron unas capitulaciones e instrucciones el día 23 de octubre de 1519. En los documentos que fueron redactados por Andrés de Duero, el preámbulo se contrapone a las 24 instrucciones. Tales contradicciones fueron, y han sido a través de los siglos, el motivo principal de la controversia que surgió como resultado de la insurrección de Cortés. Velázquez firmó como adjunto del almirante y comandante en jefe Diego Colón y Moniz Perestrello, pues todavía no había recibido nombramiento por parte del rey de España. El gobernador de Cuba temía que desde La Española o Jamaica alguien más se adelantara en una empresa similar.
Se lograron reunir en total once embarcaciones. Tres aportadas por Velázquez, tres por Cortés y el resto por los capitanes que participaron en la expedición. Pero a última hora el gobernador cambió de opinión y decidió destituir a Cortés, enviando a Amador de Lares a la entrevista y por otra parte bloqueando el suministro de insumos. Cortés decidió marcharse de Santiago evadiendo las órdenes y avisando al contador Lares, quien transmitió las noticias al gobernador Velázquez. El día de los hechos éste se apersonó en el muelle para inquirir sobre la situación y Cortés, rodeado de sus hombres armados, lo interpeló «Perdonadme, pero todas estas cosas se pensaron antes de ordenarlas. ¿Cuáles son vuestras órdenes ahora Ante la evidente insubordinación Velázquez no respondió y los barcos zarparon de Santiago el 18 de noviembre de 1518 con dirección al occidente de la misma isla. Pararon en la banda sur del puerto de la Trinidad, durante casi tres meses se reclutaron soldados, asimismo se abastecieron de alimentos y de pertrechos.
Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Alonso Hernández Portocarrero, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval. Como piloto mayor nombró a Antón de Alaminos quién conocía la zona por haber participado en las expediciones de Hernández de Córdoba en 1517, de Juan de Grijalva en 1518 y de Juan Ponce de León a la Florida en 1513.
Cortés pudo reunir quinientos cincuenta españoles (de los cuáles cincuenta eran marineros) y a dieciséis caballos. Además, desobedeciendo las instrucciones de Velázquez, llevó doscientos auxiliares, algunos eran nativos de la isla y otros eran esclavos de raza negra. Mientras tanto en España, el rey Carlos I había firmado el 13 de noviembre de 1518, el documento que autorizaba a Velázquez a realizar la expedición.
El gobernador de Cuba realizó un segundo intento por detenerlo. Había enviado diversas cartas, una de ellas dirigida al propio Cortés, en la que se le ordenaba esperar. Las otras estaban dirigidas a Juan Velázquez de León, Diego de Ordás, y al alcalde de la Trinidad Francisco Verdugo y en ellas pedía entretener la salida de la expedición e incluso ordenaba la aprehensión del caudillo.
Conquista espiritual
Durante el siglo de la Conquista llegaron las órdenes religiosas de los franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas. Los cuales construyeron misiones, conventos y escuelas, promoviendo la doctrina y la castellanización. Combatieron el culto a los dioses prehispánicos. Su labor, ayudó a que se respetara la vida indígena de los abusos de los conquistadores.
Los más notables evangelizadores y defensores de los indígenas fueron los frailes Vasco de Quiroga, Bartolomé de las Casas, Bernardino de Sahagún, Juan de Zumárraga y Toribio de Benavente.
En todo este cambio, la Iglesia católica tuvo un papel muy importante pues influía poderosamente en todos los aspectos de la vida colonial:
Asuntos religiosos. Se dedicó a la atención de los creyentes españoles y con especial empeño a la cristianización de los indios.
Asuntos civiles. Llevaba control de nacimientos, matrimonios y muertes. La Iglesia colaboró también con la urbanización al construir templos, acueductos, puentes y hospitales.
Asuntos educativos. Se encargaba de la educación en todas sus formas y grados. Estableció colegios. Estudió las lenguas indígenas, enseñó el castellano y difundió conocimientos técnicos diversos.
Asuntos de beneficencia pública. Fundó asilos, hospitales y orfelinatos. Defendió a los indios del maltrato de algunos españoles.
Asuntos de moral pública. Fundó el Tribunal de la Santa Inquisición, creado para la observancia de las buenas costumbres, aunque después se mezcló en asuntos políticos.
Asuntos de gobierno. Participaba directamente en la toma de decisiones, ya que muchos religiosos también gobernaban.
Clero regular
El clero regular desempeño una labor destacada. Se hizo cargo del adoctrinamiento y conversión de los indígenas; posteriormente, guió la educación de los españoles nacidos en América.
En nueva Galicia el conquistador se enfrentó a un problema todavía más grave: la comunicación, pues aquí, como en el resto de Mesoamérica, se hablaban un sinnúmero de lenguas. El español, en un intento de establecer comunicación pero ante la imposibilidad de hacerlo, optó por solo aprender y enseñar el náhuatl. De las órdenes religiosas, fueron los franciscanos.
Los religiosos en su mayoría eran los más ignorantes y, por tanto, los mas incapaces para difundir la lengua castellana.
A la nueva Galicia arribaron varias órdenes religiosas, además de la de los franciscanos, en el norte continuaron la labor evangelizadora iniciada por los jesuitas.
Los jesuitas se instalaron en Guadalajara hacia fines de 1586, desde su primer momento lograron monopolizar la educación, el colegio que ellos fundaron y que llevo por nombre Santo Tomás.
Su influencia se sintió en Zacatecas, donde, al igual que en Guadalajara, monopolizaron las tarea educativas.
Los agustinos enfrentaron múltiples problemas para su establecimiento en Guadalajara. El mayor de ellos lo tuvieron con el obispo Pedro Ayala, quien los repudió siempre. Por su parte, los dominicos obtuvieron un permiso para establecerse en Guadalajara desde 1585, aunque arribaron hasta 1603, cuando lograron la venia de la Audiencia.
Los franciscanos se les buscaban por su caridad sin par, y a los jesuitas por su conocimiento en la ciencia.
Clero secular
El clero secular estaba integrado por el alto y el bajo claros. El primero lo formaban los altos jerarcas de la iglesia: obispos y sacerdotes, al segundo lo integraban los curas de los templos, ellos se mantenían de los diezmos, limosnas y de los derechos que cobraban por bautizos, casamientos y funerales.
Al igual que el clero regular, el secular enfrento graves problemas para la formación de clérigos. Hasta finales del siglo XVII (17) careció de un seminario donde capacitarse con formalidad. La mayor critica la recibieron los franciscanos, incluso en una queja presentada ante el rey en 1574, expresaron que los ‘’obispos ordenaban con exceso y facilidad a muchos clérigos idiotas´´.
Por tal motivo , en 1579 se estableció una cátedra de teología en la capilla de santa Ana de Guadalajara, misma que desapareció en 1618, aunque en 1623 se abrió nuevamente en la soledad, donde se impartió hasta 1677, cuado los jesuitas abrieron la suya.
La apertura de un seminario que vendría a ser la solución del problema se logró hasta el siglo XVIII (18), cuando la ciudad de Guadalajara pudo financiarlo. Ya para entonces, el indígena se había ido incorporando gradualmente a la vida económica del colonizador sin crearle mayores problemas. Uno de estos conflictos lo escenifico el obispo Juan Ruiz Colmenero, quien peleó durante cuatro años contra el cabildo eclesiástico, porque éste no le rendía cuentas sobre la administración de los diezmos. Otro tanto ocurrió con el obispo Juan de Santiago y León Garabito. Pese a ello, supo responder a la necesidad popular: promovió el culto a las vírgenes de Zapopan, San Juan de los lagos, en el actual estado de Jalisco, y santa cruz del zacate en Nayarit.
hola
ResponderEliminarHola
EliminarMuy buena información(:
ResponderEliminarGracias.
denada
EliminarCALLA
Eliminar